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Es una especie arbórea, de hábitos solitarios, semi acuática, diurna, difícil de observar en el campo, ya que su coloración hace que se camufle perfectamente entre las ramas, pudiendo pasar totalmente desapercibida, a pesar de su de gran tamaño, que puede llegar a hasta los 1,2m de longitud.
Generalmente se asocia a aguadas de poca profundidad, siempre con arbustos o árboles a los costados. Su alimentación se compone de caracoles acuáticos, los cuales acarrea fuera del agua para comer, rompiendo el caparazón del caracol de una forma muy característica, para lo cual están provistos de una fuerte mandíbula. Forman comederos al costado de las aguas, los cuales son muy útiles para determinar la distribución de la especie.
Es de apariencia similar a la del jakaré, por algunas adaptaciones que lo ayudan en su hábitat acuático, tales como una cola larga, lateralmente aplanada, que le ayuda a nadar y a bucear con éxito, además de tener un segundo par de párpados transparentes, los cuales se piensa actúan como una suerte de lentes sub-acuáticos. A lo largo de la parte dorsal de la espalda, tienen una epecie de escudos levantados, los cuales son bastante resistentes. Éstas le dan al lagarto una apariencia de cocodrilo, y ayudan a proporcionarle cierta protección contra sus depredadores naturales.
A pesar de ser inofensivos, por desconocimiento, muchas personas tienden a matarlos, considerándolos venenosos o por temor a su imponente apariencia.
Es importante resaltar que este reptil se encuentra en primer lugar dentro de las especies amenazadas del país, y por tener una distribución limitada, se la considera una especie endémica del Pantanal.

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