Una de las características más importantes de esta especie es su comportamiento de reproducción, ya que ellos forman pareja de por vida, sin embargo, viven en forma solitaria la mayor parte del año. Y es que todos los años, en primavera el zorro macho vuelve a la región donde vive su pareja para reproducirse con ella.
Resguardan sus crías en huecos de árboles, aunque pueden también tomar prestada la cueva abandonada de algún armadillo.
Durante este periodo, el macho alimenta a la hembra y a los cachorros, hasta que estos últimos sean capaces de salir de su madriguera temporal. Cuando los zorros juveniles ya buscan sus propios espacios, el macho se aleja de la hembra para volver durante la próxima primavera.
Estos zorros son flexibles en su horario de actividad, por lo que se los puede encontrar tanto de día como de noche, pero en zonas donde son perseguidos, son principalmente nocturnos. Prefieren pastizales abiertos, aunque también se adaptan a otras condiciones de hábitat, como el bosque y las estancias. Su dieta consiste en una amplia gama de alimentos como ratones, animales en descomposición, incluso serpientes venenosas como la jarara.
No en vano a los zorros se los conoce por su astucia, y uno de los ejemplos es que ellos desarrollan una estrategia de defensa muy particular, cuando se sienten amenazados y les resulta difícil escaparse, se hacen del muerto, es decir, quedan inmóviles, e incluso cierran los ojos para confundir al depredador.
Los zorros aparte de astutos, son muy simpáticos y curiosos, y es otra especie que debemos conservar para que siga formando parte de nuestra hermosa fauna paraguaya.